Si estás buscando dónde invertir en 2023 una parte de tus ahorros para sacarles algo de beneficio (más allá de contar con métodos de ahorro), estarás buscando proyectos de inversión que se ajusten a tus necesidades. Pero, ¿tienes claro los tipos de proyectos de inversión que existen y cómo funcionan? Si aún andas algo perdido, no dejes de leer, ya que a continuación te contamos todo lo que necesitas saber sobre los proyectos de inversión.
Un proyecto de inversión es un plan de negocio que requiere de una inyección de capital monetario o humano para echar a andar y del que se prevé que generará beneficios en un plazo determinado. Estos proyectos tienen una naturaleza temporal, ya que se trata de inversiones concretas con objetivos concretos (por ejemplo, iniciar un negocio), y los hay de distintos tipos.
Existen muchas maneras de clasificar los proyectos de inversión: según el sector económico al que se refieren, por el área de influencia geográfica, por si la inversión se va a hacer sobre bienes tangibles o intangibles (servicios). Te los dejamos a continuación:
Además, los proyectos de inversión también pueden clasificarse según su área de influencia geográfica, por ejemplo:
Otra manera sencilla de establecer distintas tipologías es empezando por distinguir entre proyectos de inversión tokenizada, inversión pública y proyectos de inversión privada.
Los proyectos de inversión son esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo de cualquier organización o país, tanto a nivel local como global. Sus beneficios más importantes son:
La rentabilidad de un proyecto de inversión depende de múltiples factores como el mercado, la demanda, la competencia y las capacidades del equipo que lo ejecuta. A continuación, se presentan algunos tipos de proyectos que suelen ser rentables:
Antes de emprender cualquier proyecto, es crucial realizar un análisis exhaustivo de mercado, evaluar la viabilidad financiera y técnica, y considerar los riesgos asociados. Una planificación adecuada y la capacidad de adaptarse a cambios en el mercado son esenciales para el éxito y la rentabilidad de cualquier proyecto. Por eso, a continuación te dejamos una serie de etapas y fases para que estés bien organizado:
Ahora que ya sabemos que son los proyectos de inversión, qué tipos de proyectos de inversión existen y cómo saber cuál es el proyecto más rentable, vamos a explicar cómo funcionan.
El primer paso que hay que dar es encontrar aquellos proyectos de inversión que puedan encajar en tus objetivos. Una vez identificados, esos proyectos deben ser evaluados con calma, para comprender los riesgos y beneficios potenciales, empezando así a estudiar la viabilidad del proyecto.
Dado que los proyectos de inversión pueden ser muy arriesgados en algunos casos, determinar cuál es la mejor opción para nosotros es crucial. Para ello se realiza un estudio previo, llamado estudio de prefactibilidad: una visión general de la logística de un proyecto, las necesidades de capital, los principales retos a los que se enfrenta la empresa en cuestión…
Para ello, se realizan varios tipos de análisis:
Si estos análisis previos dan buen resultado, se suele realizar un segundo estudio (llamado de factibilidad) que profundiza en algunos aspectos.
La importancia de estos estudios es enorme, ya que son los que permiten al inversor ser consciente de todos los riesgos y actuar en consecuencia.
Después de evaluar y analizar la oportunidad de negocio que supone cada uno de los proyectos de inversión que nos hayan llamado la atención, hay que planificar la inversión. Eso implica tener claras las necesidades de inversión del negocio y las condiciones que hay que pactar para que esa inversión se ajuste a tus objetivos financieros y expectativas de rendimiento, no te guíes de ejemplos de plan de inversión sin tener una idea clara
Es en este momento cuando se decide la cantidad a invertir y si la inversión incluirá o no algún tipo de participación en las decisiones de la empresa. También es ahora cuando se determina si se va a tratar de un préstamo que será devuelto con intereses o de una participación que aportará al inversor una parte de los futuros beneficios.
Y, en caso de que se necesite financiamiento, se determina la fuente de financiamiento más adecuada para la inversión.
Una vez se ha determinado qué cantidad se va a invertir y bajo qué condiciones, se formaliza la inversión. En muchos casos una vez realizada la inversión, quién la realizaba se desvinculaba del proyecto, sin participar en él, y se limitaba a recibir la devolución de su dinero con intereses o su parte de los beneficios. Sin embargo, hoy existe una tendencia a monitorizar las inversiones para ayudar a lograr el rendimiento esperado.
Monitorizar proyectos de inversión es una tarea que puede realizar el propio inversor, aunque a menudo se deja en manos de profesionales especializados. En todo caso, la monitorización consiste en controlar que la inversión se destina a ejecutar lo planteado en la fase inicial del proyecto. Finalmente, cuando empiezan a llegar (o a faltar) los beneficios, se analiza la situación y se hace un plan de mejora de procesos para lograr los objetivos no conseguidos.
Estrechamente relacionada con el punto anterior, la gestión de riesgos consiste en controlar los fallos que pueden surgir en el proceso de inversión (o de devolución de la misma) y reaccionar para solucionarlos.
Todos los proyectos de inversión tienen riesgos, que pueden ser de distinto tipo:
La salida del proyecto de inversión, ya sea a través de la venta de la inversión o la liquidación de la misma, debe estar bien planificada desde el principio.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de contratos de inversión establecen penalizaciones por salida anticipada (si se pretende retirar los fondos antes del plazo acordado), por lo que hay que tener previstas todas las situaciones.
Una vez que se ha completado el proyecto de inversión, se evalúa el rendimiento para determinar si se alcanzaron los objetivos financieros y para identificar las lecciones aprendidas que se puedan aplicar en futuras inversiones.
Esta parte es especialmente útil cuando se trata de inversores primerizos que aún van un poco a tientas. Una buena evaluación de lo positivo y lo negativo de cada inversión os evitará repetir fallos y os permitirá ajustar más los criterios de elección de futuros proyectos de inversión.
En conclusión, los proyectos de inversión son todos aquellos planes de negocio que requieren de una inyección de capital para crecer y conseguir beneficios. Son una buena oportunidad para cualquier inversor interesado en sacarle rédito a su dinero. Sin embargo, hay que ser precavido y tomarse un tiempo para seleccionar el mejor proyecto de inversión. Es decir, hay que analizar todos los factores que influyen en el negocio en cuestión para asegurarnos de que:
Sólo una vez hayamos establecido claramente esos puntos podemos tirar adelante con el proyecto de inversión escogido y empezar a generar beneficios.
En conclusión, los proyectos de inversión son una herramienta importante para cualquier persona o empresa que busque maximizar su retorno de inversión. Los proyectos de inversión pueden ser de diferentes tipos y cada uno de ellos tiene sus propias características, ventajas y desventajas. Además, cada proyecto de inversión pasa por diferentes etapas y fases, desde la evaluación inicial hasta la implementación y el seguimiento. Es importante comprender cada una de estas etapas y fases para garantizar el éxito del proyecto de inversión.
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