Uno de los mitos más extendidos sobre Bitcoin (y la mayoría de redes blockchain públicas, con alguna excepción como Monero) es que sus transacciones son anónimas.
Sin embargo, la información que se aloja en la red de Bitcoin realmente es pseudo anónima.
Esto quiere decir que las transacciones que se ejecutan son visibles para todos, por lo que la información es de carácter público. Sin embargo, es cierto que los emisores y receptores de estas transacciones no son más que un conjunto de números y letras que NO están intrínsecamente relacionadas a una identidad del mundo real.
En otras palabras, la información contenida en una red blockchain pública es visible para todo el mundo, pero nadie sabe, a priori, quién hay detrás de cada transacción. Todos pueden ver que X envió 1 bitcoin a Y, pero nadie sabe quién es X ni quién es Y. De ahí que tengan un carácter pseudónimo.
Sin embargo, la realidad demuestra que es posible asociar gran parte de direcciones públicas con las personas físicas o jurídicas que las poseen. Esto se debe a que, cuando interactuamos con la red, dejamos un rastro que puede ser utilizado para relacionar nuestra identidad personal con toda la actividad que realicemos en dicha red.
Pues básicamente porque, en el proceso de entrada o salida de la blockchain, al introducir o retirar dinero fiat del mundo real para intercambiarlo por criptomonedas, utilizamos mecanismos que hacen necesaria la identificación personal (por ejemplo, cuando interactuamos con plataformas que utilizan sistemas de Know Your Customer, o cuando damos públicamente nuestra dirección pública -valga la redundancia- para recibir donativos, pagos, etc).
Además, mediante el uso de técnicas avanzadas es posible asociar diferentes wallets y pagos con identidades gracias a los datos almacenados en la big data; aunque cabe remarcar que en estos casos normalmente se trata de una estimación probabilística y no es posible demostrar dicha relación al 100%.
Por otra parte, este hecho implica que todos podrán ver con quién interactúas y de qué manera, qué cantidad de criptomonedas posees, y asociarlo a tu identidad personal. En este contexto nacen los mixer de criptomonedas.
Un mezclador o mixer de criptomonedas, es una aplicación o servicio que permite eliminar o esconder el rastro de las criptomonedas, volviéndose anónimas de nuevo, enviándolas a direcciones que no han sido contaminadas (asociadas a identidades del mundo real).
En un primer momento los mixers de criptomonedas, fueron ideados de manera centralizada: una empresa proveía un servicio por el cual cobraba una comisión a cambio de recibir tus criptomonedas, juntarlas con otras y mezclarlas (de ahí el nombre), y enviarlas a su destinatario. De esta forma, no quedaba registrado de forma pública en la blockchain a quién enviabas las criptomonedas desde la dirección contaminada. Y quedando así la dirección limpia con un monto de criptomonedas que nadie puede asociar a ninguna identidad real.
Sin embargo, este tipo de mixers tiene un problema fundamental: la empresa que hace de intermediario conoce y registra tus datos de entrada y salida, por lo que podría vender tu información o cederla si es obligada.
Por este motivo, surgieron los mezcladores descentralizados. Estos son programas alojados en la blockchain (smart contracts) que permiten que numerosos usuarios envíen sus criptomonedas al protocolo.
Este está diseñado (a grandes rasgos, ya que cada protocolo tiene unas funciones concretas y complejas) para juntar la totalidad recibida, dividirla en fracciones, mezclarlas entre sí, y enviar pequeños montos al conjunto de destinatarios que los emisores habían indicado (a cada uno la cantidad correspondiente, obviamente).
De esta manera, y de forma realmente eficiente, cualquier criptomoneda que sea enviada a través de estos protocolos pierde totalmente el rastro, por lo que no es posible asociar a los receptores finales con ninguna identidad real.
Estos mecanismos serían la panacea de la privacidad si no fuese porque son perseguidos por los Gobiernos.
A lo largo de los últimos 2 años hemos podido comprobar que varios de estos proyectos descentralizados han sido perseguidos; incluso deteniendo a sus creadores, como en el caso que concierte al protocolo Tornado Cash, un protocolo descentralizado y que por tanto no es controlado por una entidad concreta. Este hecho ha generado un gran debate en la comunidad.
Además, numerosos protocolos de los que depende gran parte de la comunidad cripto, han bloqueado o impedido el uso de criptomonedas en ellos que hayan pasado por alguno de estos mezcladores de criptomonedas. De esta forma, aquellas direcciones que posean criptomonedas mezcladas no podrán utilizarlas.
Los Gobiernos justifican la persecución de este tipo de protocolos ya que, según han demostrado algunas fuertes firmas de análisis de redes blockchain, estos mixers son utilizados en ocasiones para lavar criptomonedas robadas en hackeos o baneadas por otros motivos.
Este no es un artículo de opinión, por lo que únicamente comentaré al respecto que, no me da la impresión de que el argumento del lavado de dinero sea la razón verdadera de que los Gobiernos persigan la privacidad. Pero sí es el argumento oficial.
En definitiva, los mezcladores de criptomonedas están en la actualidad en el centro de un debate que engloba mucho más que el uso de estas aplicaciones: el derecho a la privacidad de cualquier ciudadano contra el deber de velar por la seguridad colectiva. El debate de siempre; libertad contra seguridad.
Y este es un debate que daría para otro artículo.
¡Únete a nuestra comunidad de inversores, amplía tus conocimientos y resuelve tus dudas!
En España, el sistema de pensiones públicas es crucial para garantizar la...
Leer publicaciónLa próxima era de Bitcoin está por comenzar, estamos a...
Leer publicaciónEn sus inicios las criptomonedas se enfrentaron a grandes desafíos como la volatilidad de los precios...
Leer publicación